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Dios nos ama

Tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su Hijo, con ello Dios restituye al orbe para que tenga vida eterna.

En poco, todo

Señor, Hijo del Altísimo, os amo con todo mi corazón, os pido perdón por mis pecados y os doy gracias.

Contra el diablo

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“Sancte Míchael Archángele, defénde nos in próelio; contra nequítiam et insídias diáboli esto praesídium. Imperet illi Deus, súpplices deprecámur, tuque, Prínceps milítiae caeléstis, Sátanam aliósque spíritus malígnos, qui ad perditiónem animárum pervagántur in mundo, divína virtúte, in inférnum detrúde. Amen”. [San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la milicia celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.]

Con paso firme, hacia Dios

En el eclipse actual de Dios, ante el cual se interponen espesas tinieblas del maligno, la oración vocal, rezada al unísono por todos los católicos será una fuerza penetrante para su destrucción. El rezo del santo rosario, rezado cada día con ese empeño, nos hará ver al Dios del Universo, y diremos: Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén. Esta es la Profesión de Fe de los Católicos, mi fe.

Camino de la Pascua

La mortificación (en el comer, en el hablar y criticar, en el vestir, en sonreír...) nos invita a preparar el alma para oír al Señor y disponer el alma para seguirle.

Fidelidad a Dios

La fidelidad de los cristianos se apoya en Dios mismo. Somos hijos de Dios por el bautismo, si nos abandonamos a Él, veremos como se entrega se nos da por entero: en la Cruz!!

La Palabra de Dios

El Señor habla con la propiedad de quien es el autor de la Palabra, un autor con la autoridad de quien ha creado el mundo.