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Mostrando entradas de febrero, 2021

Vivir la sinceridad con Dios

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  Hoy es Miércoles de Ceniza, con ello se inicia el tiempo litúrgico de la Cuaresma, un  itinerario de cuarenta días en el que se nos pide a los cristianos que revisemos nuestra vida y nuestra conciencia, y nos convirtamos, para adherirnos más al Señor. Quitémonos los pesos muertos de nuestra soberbia. No se trata de que me tengan que aguantar porque sea como soy. Se trata de que me mortifique, por ejemplo, sin gritar, sonriendo, siendo templada, que me frene, cada uno según su carácter y su temperamento. Si no es así, ofendo a Dios y a los demás. Hemos de hacer un examen de conciencia muy íntimo para conocernos de nuevo, para corregirnos de nuestras frivolidades y perezas, entre otras cosas. Y ese examen es tan íntimo como conversar con Dios, si a Él le hablamos viviremos la sinceridad, que es lo cuenta. Todo lo demás, esas excusas, lo echaremos por la borda, pues detrás de una excusa se esconde el diablo.

El amor al Papa

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  En nuestro camino de santidad tenemos unos amores muy importantes: Jesucristo, la Virgen Santísima y el Santo Padre. Amar al Papa es un querer de Cristo. Jesucristo creó la Iglesia, una, santa, católica y apostólica, edificándola sobre Pedro, y le han seguido 268 Papas, hasta hoy. Sea quien sea quien ocupe la Cátedra Petrina hemos de procurar afecto y sintonía. Y afecto significa estar cerca de él, leer sus textos; conocer qué dice y qué hace.  No se trata de afectos sensibles, de que nos caiga bien o peor, o que sea más esto que lo otro, como católicos hemos de amar al Papa, y rezar mucho con él, sencillamente, no hay que darle más vueltas.

Poner buena cara, la Luz de Cristo ilumina siempre

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  Muchos hemos recibido la Luz de Cristo por medio de los Sacramentos. Pero en estos tiempos de pandemia de la enfermedad, del desempleo en crecimiento, de la pobreza imparable, de las discusiones que no llevan a ninguna parte sino a encrespar nuestros nervios, los que llevamos la Luz hemos de vigilar el acostumbrarse a estas fatalidades.  En nuestro modo de hablar, de escribir, incluso los mensajes de nuestra aplicación de mensajería (que ahora hay muchas) evitemos, por favor, la tentación al cansancio, al hartazgo y a la frivolidad, que en ella misma se esconde el egoísmo. Poner buena cara, la Luz de Cristo ilumina siempre, aunque cueste llevarla. Enseñemos a tener Paciencia. Pidámosla ¡No tengamos miedo! Vamos en la misma Barca con el Señor “Y si se ha dormido, le estiraremos del sayal para que nos escuche” .