La filiación divina
Los cristianos que creemos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, sabemos que Dios Padre es nuestro padre, se trata, pues , de un Dios personal. Y de ahí nace nuestra alegría, incluso exultante, a pesar de las contrariedades. El saberse hijo o hija de Dios se manifiesta en esa alegría contagiosa de los cristianos. ¡No llores, no temas, no te lamentes, no odies! pues lo más grande es ser hijo o hija de Dios, el Dios del Universo, padre y creador de todas de las creaturas. Él te acoge siempre con los brazos abiertos.