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Mostrando las entradas etiquetadas como La Iglesia

Un perro no es un hijo, ni su sustituto

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  En diversas ocasiones, también  recientes, el Papa Francisco ha hablado de la sustitución de los hijos por mascotas, y lo hablado en un sentido regañando a los matrimonios o parejas que así se comportan. En este sentido, se pronunció cuando una mujer le pidió que bendijera a su hijo mostrándole la foto de su perro. Ciertamente es lo que vemos por la calle y en muchas familias sin hijos, paseando no un perro sino varios. Lo peor de todo es que paseen al perro en un cochecito de bebé, y no es porque el perro padezca artrosis y no pueda caminar sino porque aquella mujer o aquella pareja lo ha convertido en ese hijo que no han tenido. Es traumático. Y hay que repetirlo, un perro no es hijo. Un perro es un animal. Un hijo es un hombre o una mujer, nacidos de mujer, con dignidad suficiente porque ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, el cual le ha insuflado un alma inmortal. Los animales no tienen esa alma espiritual que el ser humano posee. Un animal es diferente a un ser humano. O

El quehacer de los laicos

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  Fuentes bien formadas, desde laicos hasta cardenales y Papas, nos están informando que las fuerzas del mal y de las tinieblas están aumentando frente al Bien por encima de todo Bien que es Dios. Incluso se atreven a advertir que los católicos seremos un reducto de la sociedad si ahora no nos ponemos en marcha en defensa de nuestra Fe. No se trata de un mensaje apocalíptico sino de una realidad que los propios católicos debemos asumir. De ahí que ya estamos viviendo un resurgimiento de procesiones de nuestras imágenes santas que indican, más allá de su contemplación, que el cristiano quiere salir a la calle a demostrar su fe. Y bien que hacen. Ahora, no siendo Semana Santa, también los fieles sacan en volandas a sus santos para pedir que llueva que tanta falta hace en nuestro país. Pero podemos hacer más cosas, especialmente para preservar las cosas de Dios. Sabemos que la santa misa la celebra el sacerdote en un oratorio, templo, basílica, catedral, ermita etc. y la celebra con

La santa misa es la vida de Cristo

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  Hemos leído en estos días en el Salmo de la misa DIOS ES EL REY DEL MUNDO , texto que corresponde al salmo 46 del Libro de los Salmos atribuido al Rey David. Es decir, por encima de Dios no hay nada ni nadie, Él es el principio y el fin, el Alfa y Omega de todo lo creado. En la santa misa se hacen muchas afirmaciones sobre Dios, no hay dudas en los textos del Evangelio, de la Biblia, hay peticiones, alabanzas, invocaciones, acción de gracias y de perdón constantes. La misa no es una conmemoración nuestra, es vida de Cristo y por muy bella que sea la celebración, saliendo por la puerta de la iglesia a la que hayamos acudido a la misa, nos ha de llevar a Cristo. Si no es así, de poco habrá servido. Cristo es el núcleo de nuestra esperanza, por ello podríamos hacernos las preguntas, el examen, si existe coherencia entre nuestra propia vida y Cristo, ¿A qué me ha llevado la Palabra de Dios? ¿Doy testimonio? ¿Doy esperanza a los demás? ¿Me paro para hablar con los demás y hablarles d

La visión beatífica de Dios

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Hoy, 1 de noviembre, es un día de gran júbilo. El cielo está de fiesta pues celebramos de la mano de la Iglesia, que es Madre y Santa, la Festividad de todos los Santos. Por un lado, aquellos santos que a lo largo de los siglos la Iglesia ha elaborado la Causa de los Santos, los ha proclamado así y constan de esta manera en el santoral. Y por otro, celebramos todos aquellos santos que están en el cielo y de los que no hubo proceso de canonización pero que lucharon por su santidad hasta el momento de su muerte material, la de su cuerpo. Allí en el Cielo (que es un estado del alma) todos ellos gozan de la visión beatífica de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, tres Personas distintas y solo un Dios verdadero. Nosotros, todos nosotros, podemos proponernos con la ayuda de los sacramentos y en definitiva con la Gracia de Dios, iniciar nuestro camino de santidad en nuestra vida ordinaria, sea cual sea y estemos donde estemos. La llamada a la santidad nos la hace Dios a cada uno indi

El amor al Papa

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  En nuestro camino de santidad tenemos unos amores muy importantes: Jesucristo, la Virgen Santísima y el Santo Padre. Amar al Papa es un querer de Cristo. Jesucristo creó la Iglesia, una, santa, católica y apostólica, edificándola sobre Pedro, y le han seguido 268 Papas, hasta hoy. Sea quien sea quien ocupe la Cátedra Petrina hemos de procurar afecto y sintonía. Y afecto significa estar cerca de él, leer sus textos; conocer qué dice y qué hace.  No se trata de afectos sensibles, de que nos caiga bien o peor, o que sea más esto que lo otro, como católicos hemos de amar al Papa, y rezar mucho con él, sencillamente, no hay que darle más vueltas.