Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo. Las Témporas
El relato de la Creación del mundo que podemos leer en el Primer libro de la Biblia, llamado Génesis, nos explica a modo humano como surge de la Nada, de las manos de Dios, el mundo que conocemos y que en nada se contrapone al Bing Bang ni a otras propuestas científicas del nacimiento del universo, pues fe y razón, o razón y fe, para que sean certeras han de ir juntas. El caso es que, en esos primeros puntos, el autor que lo escribió por revelación divina, distingue el paso de los días, de la mañana y la noche, del día y de la tarde, y viendo que era bueno, descansó . Es decir, Dios no solo creó la naturaleza en toda su extensión, al hombre y a la mujer, sino que también creó el tiempo , el paso de las horas, de los minutos. Y el ser humano se ha adaptado a ese tiempo viendo las estrellas, la naturaleza, y poniendo nombre a esos cambios en la temperatura, en los vientos, las lluvias y las nieves que los ha llamado estaciones. En nuestra era, la que contamos desde el nacimiento de Je