París 2024, la peor inauguración de los Juegos Olímpicos de su historia
La grandeza de Francia se ha caído por los suelos ante el esperpento espectáculo de baile y música que se ofreció en la noche del viernes 26 de julio de 2024, en la inauguración de los Juegos Olímpicos París 2024. Dicho espectáculo nos ha ofendido a millones de cristianos y no cristianos del mundo. Las redes sociales nos estamos ocupando de que se oiga la voz cristiana pidiendo reparación por las blasfemias y herejías que se sucedieron en el espectáculo que se vio en todo el planeta.
Pero ¿Qué ocurrió para que estemos los cristianos tan ofendidos?
Informó la televisión francesa que se trataba de una parodia de la Ultima Cena del Señor de Leonardo da Vinci. Es decir, nada obedeció a la casualidad o al despiste, fue expresamente diseñado un espectáculo para burlarse y mofarse de aquel momento crucial de la fe cristiana que es la institución de la Eucaristía por Nuestro Señor Jesucristo. Los bailarines protagonistas fueron los transexuales que actúan en cabarets de París. Estos ocuparon y pisotearon la larga mesa colocada en un puente que atraviesa el Sena. Además, los realizadores de la televisión que emitía el espectáculo tuvieron a bien mostrar de cerca los órganos sexuales desnudos de esos personajes. Es obvio que muchos espectadores de la televisión cambiamos de canal porque resultaba horrendo. El que va a un cabaret eso es lo que va a buscar, pero no en la inauguración de unos juegos olímpicos.
Se
ha creado una estructura de pecado atribuible a miles de personas, a los que
diseñaron el proyecto, a los que lo aprobaron y lo ejecutaron hasta su
presentación y realización bajo la lluvia. No aporto imágenes pues las redes
sociales están plagadas de esos momentos, además el espectáculo duró muchísimo,
tiempo suficiente para ver y reconocer esa gran ofensa a Dios que se estaba
reproduciendo y que, durante muchos días, miles de profesionales la han ensayado
hasta culminar el gran pecado de blasfemia contra Dios la noche de la
inauguración.
Se
dice que las personas que profesan otra religión a la nuestra estarían frotándose
las manos. No lo creo. Los que tenemos fe y profesamos una religión somos
también capaces de ver las ofensas a otras formas de pensamiento religioso.
Pero, aquí los franceses han caído muy bajo. Además, todos vimos que no estaba
previsto que los miles de deportistas, público y autoridades tuvieran acceso a
chubasqueros, paraguas o toldos. Tampoco en los barcos. No se pensó en las
personas, no quiso pensarse. Y no puede decirse que la lluvia constante sobre
París fuera imprevisible.
La
señora Celin Dion puso el broche de oro con una voz espectacular y su gran
elegancia, un broche inmerecido para la peor inauguración de unos Juegos
Olímpicos.
Se
le ha pedido al Comité Olímpico Internacional que formule una disculpa. También
al presidente de Francia y a la ministra responsable del evento. El mundo
entero está a la espera de una respuesta valiente y humilde.
Como
he dicho otras veces, mientras tanto, hemos de rezar para reparar esta gran
ofensa a Dios. Para ello, nos puede ayudar el mensaje para este domingo 28 de
julio de 2024, del Obispo Munilla.
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