Las jaculatorias nos ayudan a tener Presencia de Dios
En tiempo de vacaciones, estemos donde estemos, no debemos perder el hilo de conexión con el amor de Dios. Sigamos con nuestras lecturas del Evangelio o un libro espiritual o de historia de la Iglesia y sus instituciones. Busquemos los días y horarios de la misa en el lugar más cercano, y durante el día podemos brotar de nuestro corazón muchas jaculatorias.
Pero ¿Qué son las jaculatorias? Son frases cortas, exclamaciones o plegarias que el amor y la confianza del cristiano le envía,
como pequeñas flechas o saetas, al Señor, a la Santísima Virgen o a los Santos.
La jaculatoria está compuesta por una frase corta: por
ejemplo Tú eres, oh Dios, mi fortaleza; Ruega por nosotros Santa Madre de
Dios o por un pequeño verso, un poema en miniatura: ! Oh María madre mía! Sé
mi guía noche y día.
El beato Álvaro del Portillo y San Josemaría Escrivá decían mucho Tuyo soy, para ti nací ¿Qué quieres Jesús de mí? que provenía de una oración larga de Santa Teresa de Jesús de Ávila dedicada a Su Majestad (Jesucristo) de la que cito un extracto:
Tuya soy, para Vos nací,
¿Qué mandas hacer de mí?
Soberana Majestad,
eterna sabiduría,
bondad buena al alma mía;
Dios alteza, un ser, bondad,
la gran vileza mira
que hoy te canta mi amor así:
¿Qué mandas hacer de mí?
¿Y qué circunstancias pueden ser? En los contratiempos, al
salir de casa, cuando nos olvidemos de algo y tengamos que regresar o repetir
lo que estábamos haciendo, cuando esperamos un transporte público, cuando
hablamos con esa amiga o familiar muy pesada que no te deja hablar, cuando
tienes un momento de angustias, y en muchas situaciones más.
Las formulaciones, es decir, aquellos textos ya escritos por
otros son más recurrentes, sin embargo, podemos elevar nuestra alma con la
frase que queramos, dando gracias, dirigiendo alabanzas, pidiendo perdón.
Recurrir a los salmos es una buena solución. Por ejemplo, el
versículo que se repite del salmo de la misa del día. Recientemente hemos leído
o escuchado:
Señor, tú me sondeas y me conoces.
Señor, me has escogido portentosamente.
El Señor me ha librado de todas mis ansias.
Y a la Virgen:
Oh Señora Mía Oh Madre Mía
Bendita sea tu pureza
No me dejes Madre Mía
También cualquier frase de la oración Alma de Cristo
como por ejemplo, Alma de Cristo santifícame.
Señor, os amo con todo mi corazón
Perdón, gracias, ayúdame más
O sencillamente Señor, aquí estoy, soy tal y le dices
algo bonito que salga de tu corazón.
Y en estos días de vacaciones cuando veas o escuches ofensas
a Dios, Señor crea en ellos un corazón puro.
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