La llamada del Señor a que seamos santos

 Leímos en la misa del XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, del día 19 de noviembre de 2023, la siguiente lectura del Libro de los Proverbios:

Dichoso el hombre que encuentra una mujer hacendosa, Muy superior a las perlas es su valor. Su marido confía en ella y, con su ayuda, él se enriquecerá; todos los días de su vida, le procurará bienes y no males.

Adquiere lana y lino y los trabaja con sus hábiles manos. Sabe manejar la rueca y con sus dedos mueve el huso; abre sus manos al pobre y las tiende al desvalido. Son engañosos los encantos y vana la hermosura; merece alabanza la mujer que teme al Señor. Es digna de gozar del fruto de sus trabajos y de ser alabada por todos.

Aquí se nos describe a una mujer que trabaja en la vida cotidiana, cuida de su familia y es temerosa de Dios, es decir, lo ama, lo adora y lo respeta. Una mujer con esta conducta hacia Dios, su trabajo y su familia, podría entender que está llamada a la santidad, pues la llamada universal a la santidad en medio del mundo, es desarrollar las tareas encomendadas que puedan ser agradables a Dios, que son casi todas, poniendo a Dios primero, la familia y el trabajo.

Esta descripción de buena y santa mujer, es totalmente actual, aunque se escribió hace aproximadamente ¡tres mil años! según las fechas que se atribuyen al libro sapiencial del Antiguo Testamento. Se dice que en parte fue escrito por el sabio y justo Rey Salomón.

 Nota informativa:


Concilio Vaticano II recordó de nuevo a los cristianos la llamada universal a la santidad que hizo el Señor: todos hemos sido llamados a la santidad, a la identificación con Cristo y a una divinización progresiva bajo la acción de la gracia, para llegar a la plenitud de la vida cristiana, "a la medida de la plenitud de Cristo" (Ef 4, 13).

Dios llama a algunos bautizados —los miembros del Opus Dei, las personas que participan y se forman cristianamente gracias a sus apostolados— para que lleven ese mensaje —la llamada universal a la santidad— a todo el mundo, recorriendo el camino que el mismo Dios fundó el 2 de octubre de 1928, sirviéndose de san Josemaría Escrivá de Balaguer.

 

 

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