Elegir a Cristo como esposo
En este 4 de diciembre de 2024, la Iglesia ha celebrado la memoria de Santa Bárbara, mártir y paleocristiana, que vivió entre finales del siglo III y el siglo IV.
Los hechos
ocurrieron en la ocupación romana, en Nicomedia, hoy situada en la zona asiática
de Estambul (Turquía) aunque otros historiadores la refieren en las tierras del
Líbano. Su padre era un sátrapa, nombre que se dio a los gobernadores de las
provincias de los antiguos imperios medo y persa, quien la encerró en un
castillo para evitar que se casara tan joven y para evitar el proselitismo
cristiano. Durante su encarcelamiento tenía maestros que le enseñaban poesía y
filosofía, entre otros temas. Por esto mismo, y porque su padre estaba ausente,
Bárbara se convirtió al cristianismo y mandó un mensaje a Orígenes, considerado
un erudito de la Iglesia cristiana, para que fuera a educarla en esta fe.
Después de ser bautizada, mandó construir una tercera ventana en su habitación,
simbolizando así la Santísima Trinidad.
Cuando su padre fue a verla, se declaró cristiana y se opuso al matrimonio que este le proponía, diciendo que elegía a Cristo como su esposo. Entonces su padre se enfadó y quiso matarla en honor a sus dioses paganos. Por eso, Bárbara huyó y se refugió en una peña, milagrosamente abierta para ella, pero pese al milagro, fue capturada. Y fue atada a un potro, flagelada, desgarrada con rastrillos de hierro, colocada en un lecho de trozos cortantes de cerámica y quemada con hierros candentes. Finalmente, el mismo rey Dióscoro la envió al tribunal, donde el juez dictó la pena capital por decapitación. Su mismo padre fue quien la decapitó en la cima de una montaña, tras lo cual un rayo lo alcanzó, dándole muerte también. (fuente Wikipedia)
Desde entonces
ha sido venerada, durante siglos, y es patrona de los mineros, ingenieros de
minas, protectora de los artilleros, y también de todos aquellos que la invocan
en los temporales y tormentas de rayos y truenos.
Sus restos
mortales durante más de 1000 años se han ido repartiendo en diversos lugares,
así como su devoción hasta hoy mismo. ¿A qué recordamos haberla invocado más de
una vez cuando, aun refugiados o en nuestra casa, truena y relampaguea que
parece que se cae el cielo?
Aquí la
mencionamos por el hecho de que ella escogió su vocación, a pesar del
impresionante martirio palmario porque tenía claro que quería a Cristo como
esposo. Es decir, la vida matrimonial no era su vocación, pero sí el
celibato por amor a Dios, opción que también es posible en nuestro tiempo.
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