¿Y dónde está la Virgen María para venerar sus reliquias?
A lo largo de los siglos, desde los primeros cristianos y en la actualidad, se acude a venerar las reliquias de los santos, de aquellos proclamados por la Iglesia y de los que se sabe dónde están enterrados.
Vamos
a Santiago de Compostela haciendo un largo camino a pie o en avión para dar el “Abrazo”
al apóstol. Al Vaticano, para venerar a San Pedro y San Pablo VI, a San Juan XXII,
a San Juan Pablo II, y a otros santos padres. Así seguiríamos nombrando lugares
donde están enterrados tantos y tantos santos y mártires.
Por ello Muchos, a lo largo de la historia del cristianismo, se han preguntado en qué lugar murió la Santísima Virgen María. Así las cosas, los fieles cristianos y marianos, santos, eruditos y teólogos y sencillos, a lo largo de todos estos siglos han respondido, con ellos, las Sagradas Escrituras y los dones del Espíritu, el Papa Pío XII en el año 1950, dictó una Constitución Apostólica que refiere todos los bienes y bellezas de Nuestra Madre del Cielo, concluyendo con la siguiente Solemne Definición:
Por lo tanto, si alguien, Dios no lo quiera,
se atrevió a negar o cuestionar voluntariamente lo que hemos definido, hágale
saber que ha fallado en la fe divina y católica.
Para que nuestra definición de la asunción
corporal de la virgen María al cielo pueda ser llevada a la atención de la
iglesia universal, queríamos que esta carta apostólica nuestra fuera un
recuerdo perpetuo; ordenando que todas las copias o copias, incluso las
impresas, firmadas por la mano de algún notario público y que lleven el sello
de alguna persona constituida en dignidad eclesiástica, reciban absolutamente
la misma fe de todos; que se prestaría al presente, si se exhibiera o mostrara.
Por tanto, no es lícito que nadie infrinja
nuestra declaración, proclamación y definición, ni se oponga y contravenga. Si
alguien se atreve a tentarlo, debe saber que incurrirá en la indignación del
Dios todopoderoso y de sus benditos apóstoles Pedro y Pablo.
Dado en Roma, junto a San Pedro, en el año
del mayor jubileo de 1950, el 1 de noviembre, fiesta de todos los santos, en el
año duodécimo de Nuestro pontificado.
Es decir, la Virgen Santísima Madre de Jesús y Madre Nuestra, el primer Sagrario, fue rescatada de la muerte corporal y asunta a los cielos donde está en cuerpo y alma, Dogma de Fe que proclamamos en el Credo de nuestra Fe los cristianos católicos.
No
hay que seguir buscando pues no hay cuerpo ni restos mortales que encontrar. Ni
los hubo. Así es nuestra Fe.
En
un clic abriréis la Constitución de la Carta Apostólica Munificentissimus
Deus, de la web Vatican.va
Munificentissimus Deus, dogma de Fe de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma a los cielos
Comentarios
Publicar un comentario