Vivir la pobreza, ser desprendidos

Las entidades de crédito son las que más saben del aumento del gasto familiar en créditos para ir de viaje lo más lejos posible, o renovar el mobiliario a precio de ganga, aunque no se necesite, alquilar un bungalow a la vuelta de las vacaciones porque no te apetece volver al trabajo, hacer regalos extraordinarios con fin de semana romántico incluido sin corresponder a fechas destacadas, simplemente porque yo lo valgo y miles de ejemplos más. Y ya ha dado aviso el Banco de España de que muchos de estos créditos no se cobrarán. El ambiente de gasto impropio, superfluo, excesivo, inadecuado de nuestra clase política, la potente y sugestiva publicidad y el buen márquetin de empresa nos desliza constantemente a vaciar la cartera, la tarjeta de crédito pues nos entra hambre de gasto de forma repetible y continuada. Es necesario ponerte un freno o límite personal. Pues el entorno no lo va a hacer por ti. Por ello, nos podemos proponer vivir la pobreza como virtud, como virtud cristi...