El diablo conoce perfectamente la doctrina católica y fabrica tentaciones para ir en contra de ella

El evangelio del día 10 de octubre de 2025 nos dice con total contundencia que puede asustar que el demonio existe, que el demonio nunca hace el bien pues es el príncipe de la mentira, del mal en sí mismo. Si le obligaron a salir de donde estaba mentido (de un endemoniado) puede volverse a meter en un alma limpia recién confesada y absuelta, si el propósito de la persona es seguir igual (o peor) pues realmente se confesó para simular su arrepentimiento. Dios lo sabe y el demonio no se desanima y sigue tentando para hacernos caer.

Vamos a leer el texto del santo evangelio según san Lucas 11, 15-26:

En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: ‘’Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿Cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes”. 



Un alma confesada, si el demonio la tienta de nuevo la encontrará barrida y arreglada por lo tanto hay que usar esas armas para guardar nuestro palacio para que mis bienes estén seguros. Y ¿Cuáles son esos bienes sagrados que nos dejó Jesucristo para llenarnos de Dios? Los sacramentos, la oración mental, las oraciones vocales, la práctica de las virtudes. En efecto, todo un clásico de la doctrina católica. Si abandonas a Dios y a los medios que a puesto a nuestro alcance, nos vaciamos de Él. Sin duda, el diablo estará al acecho y con más espíritus que antes, y además con más ferocidad en sus artimañas.

En esta reflexión me ha venido a la cabeza un libro que leí hace pocos meses, una lectura fuerte y clara para la que has de estar preparado: Cartas del diablo a su sobrino del autor británico C. S. Lewis, conocido por ser autor también de Crónicas de Narnia. Leí la novela de las cartas en mis vacaciones estivales pasadas. Solo pude leer una carta al día, o días alternos. Pues según y como, me quedaba boquiabierta. Se trata de un diablo anciano que conoce perfectamente la doctrina católica y en consecuencia fabrica tentaciones para ir en contra de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y por supuesto de la Virgen Santísima. El relato epistolar es con otro diablo pero más joven que lo está adiestrando para que logre que muchas almas se desvinculen de Dios. El autor sitúa la acción de los diálogos entre los demonios en medio de los bombardeos de la II Guerra Mundial. Hoy, 83 años después, es un libro totalmente actual pues esta Europa en la que vivimos, de origen cristiano, está vaciándose de Dios y muchas personas van por ahí siendo lobos vestidos de corderos.

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