La visión beatífica de Dios

Hoy, 1 de noviembre, es un día de gran júbilo. El cielo está de fiesta pues celebramos de la mano de la Iglesia, que es Madre y Santa, la Festividad de todos los Santos. Por un lado, aquellos santos que a lo largo de los siglos la Iglesia ha elaborado la Causa de los Santos, los ha proclamado así y constan de esta manera en el santoral. Y por otro, celebramos todos aquellos santos que están en el cielo y de los que no hubo proceso de canonización pero que lucharon por su santidad hasta el momento de su muerte material, la de su cuerpo. Allí en el Cielo (que es un estado del alma) todos ellos gozan de la visión beatífica de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, tres Personas distintas y solo un Dios verdadero.




Nosotros, todos nosotros, podemos proponernos con la ayuda de los sacramentos y en definitiva con la Gracia de Dios, iniciar nuestro camino de santidad en nuestra vida ordinaria, sea cual sea y estemos donde estemos. La llamada a la santidad nos la hace Dios a cada uno individualmente, no es cosa para unos elegidos, sino para todos los fieles. No será fácil, pero Dios nos ayudará siempre. Y cuando lleguemos al final de nuestra vida mortal, también gozaremos de la patria celestial y de esa visión en la que nos encontraremos cara a cara con Dios.

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